El mal de Parkinson, también llamado enfermedad de Parkinson, es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta la capacidad del cerebro de controlar nuestros movimientos. La enfermedad recibe ese nombre en homenaje al Dr. James Parkinson, el primer médico a describirla.
El grupo más afectado por este mal son los ancianos, siendo raros los casos en los individuos con menos de 40 años. La historia familiar positiva, traumas en el cráneo y la exposición a ciertos productos químicos también son factores de riesgo ya reconocidos.
Tremores, rigidez muscular, lentitud de los movimientos e inestabilidad postural son los síntomas más comunes de la enfermedad de Parkinson. Después de 10 años de diagnóstico, cerca del 80% de los pacientes ya presentan algún grado de demencia y de incapacidad física.
No hay cura para el mal de Parkinson, pero existen medicamentos que son eficaces en el control de los síntomas.
En este artículo vamos a abordar los siguientes puntos sobre el mal de Parkinson:
Nuestro cerebro no es responsable sólo por nuestros pensamientos y razonamientos, todo movimiento que hacemos, desde un simple parpadeo de ojos hasta el acto de andar, nace de una orden venida del sistema nervioso central, que a través de neurotransmisores llega a su destino final, los músculos.
Un grupo de células cerebrales, llamadas neuronas dopaminérgicas, son responsables de la producción de dopamina, un neurotransmisor que actúa en el control de los movimientos finos y coordinados. Algunas actividades de nuestro día a día son tan triviales que nunca paramos para pensar en su complejidad. El acto de beber un vaso de agua, por ejemplo, requiere un gran control de nuestros músculos, no sólo para llevar el brazo hasta el vaso, sino también para agarrarlo de manera estable, llevarlo hasta la boca y venir, sólo lo suficiente para que una cantidad x del líquido llegue a nuestra boca. Esto se llama movimientos finos, que son muy dependientes de la acción de las neuronas dopaminérgicas.
El mal de Parkinson se caracteriza por la destrucción de estas neuronas, llevando a una escasez de dopamina en el sistema nervioso central y, consecuentemente, a un trastorno de los movimientos.
Los síntomas de la enfermedad de Parkinson sólo surgen cuando cerca del 80% de las neuronas se encuentran destruidas. El porqué de esta destrucción aún es desconocido, lo que hace que el mal de Parkinson sea considerado una enfermedad idiopática, o sea, sin causa definida. Sin embargo, algunos factores de riesgo ya se han identificado:
Las señales y síntomas del mal de Parkinson se pueden dividir en 2 categorías: motores y no-motores.
Temblores: ocurrir principalmente cuando el paciente está en reposo y mejora cuando el elemento móvil. Esta es una característica que distingue el temblor de la enfermedad de Parkinson de los temblores que ocurren por otras causas.
En las fases iniciales de la enfermedad, el temblor es intermitente y suele pasar desapercibido por los familiares y amigos. El paciente puede referirse a una sensación de "temblor interno", como si alguno de los miembros estuviera temblando, cuando en realidad el temblor no es perceptible para otros. Los temblores perceptibles suelen comenzar en una de las manos, normalmente con movimientos entre el dedo índice y el pulgar, como si estuviera contando dinero. Con el paso de los años la enfermedad avanza y los temblores se vuelven más generalizados, alcanzando otros miembros.
El temblor en reposo es el síntoma inicial del mal de Parkinson en el 70% de los casos. Con el desarrollo de la enfermedad, prácticamente todos los pacientes presentarán algún grado de temblor. Son pocos los casos de Parkinson que no causan temblores.
Como el temblor de la enfermedad de Parkinson ocurre en reposo y mejora al movimiento, éste termina no siendo un síntoma muy incapacitante, a diferencia de la bradicinesia.
Bradicinesia: significa movimientos lentificados. La bradicinesia es el síntoma más incapacitante del Parkinson. El paciente se siente cansado, con intensa debilidad muscular y sensación de incoordinación motora. Tareas simples se vuelven muy difíciles, como abotonar una camisa, escribir en la computadora, recoger monedas dentro del bolsillo o atar los zapatos. El paciente refiere dificultad para iniciar cualquier movimiento voluntario. El paciente se vuelve vacilante y descoordinado.
Con el tiempo hasta que venga una tarea difícil; los pasos se vuelven cortos y lentos, el paciente presenta dificultad para levantarse y se siente desequilibrado cuando de pie.
Rigidez: la rigidez de los músculos es otro síntoma importante de la enfermedad de Parkinson. Así como el temblor y la bradicinesia, la rigidez se inicia sólo por un lado, generalizándose conforme progresa la enfermedad. La sensación que se tiene es la de que los músculos están atrapados, muchas veces limitando la amplitud de los movimientos y causando dolor. Una de las señales típicas es la pérdida del balanceo de los brazos mientras que se camina.
inestabilidad postural: el equilibrio al caminar o permanecer de pie depende el buen funcionamiento del cerebro; es él que controla nuestro tono y reflejos musculares que mantienen nuestro centro de gravedad estable. La pérdida de la estabilidad postural es un síntoma que sólo ocurre en fases avanzadas de la enfermedad de Parkinson, manifestándose principalmente con caídas regulares.
Otros síntomas comunes de la enfermedad de Parkinson:
Además de todas las alteraciones motoras, los pacientes con enfermedad de Parkinson también pueden desarrollar una fecha de cambios neurológicos como demencia, cambios de sueño, depresión, ansiedad, memoria débil, alucinaciones, psicosis, pérdida del olfato, constipación intestinal, dificultades para orinar, impotencia sexual, raciocinio lentificado y apatía.
Las complicaciones de la enfermedad de Parkinson ocurren en aquellos individuos que desarrollan demencia o que se quedan con grave incapacidad física. La neumonía, las caídas y la aspiración de alimentos son complicaciones que pueden ocurrir en las fases más avanzadas, y que pueden llevar a la muerte. En general, sin embargo, el paciente con Parkinson no tiene su expectativa de vida mucho menor que el resto de la población anciana. El gran problema del Parkinson es incluso la gran pérdida de la calidad de vida.
La progresión en la enfermedad de Parkinson es muy variable y no hay síntomas o signos que permitan predecir con precisión cómo la enfermedad evolucionará a largo plazo en cada paciente. Sin embargo, la revisión de algunos estudios nos permite proporcionar una visión amplia sobre la evolución de la enfermedad de Parkinson:
En un estudio antiguo, realizado entre 1949-1964, la proporción de los pacientes que se encontraban incapacitados o muertos dentro del plazo de cinco años después del inicio de la enfermedad era del 25%. Este número aumentó al 67% en 9 años, y al 80% entre los pacientes con enfermedad hace cerca de 14 años. El estudio también identificó la existencia de un pequeño grupo de pacientes que presentaban una progresión lenta, manteniendo el equilibrio, estabilidad postural y ausencia de incapacidad grave incluso después de más de 20 años de enfermedad.
Un estudio similar fue realizado entre 2000 y 2012 e identificó complicaciones, como demencia, incapacidad física o muerte en cerca del 77% de los pacientes con cerca de 10 años de enfermedad.
Varias otras enfermedades neurológicas pueden presentar un cuadro clínico similar al mal de Parkinson, lo que hace difícil la distinción, principalmente me fases iniciales de la enfermedad.
El gran problema es que no existe un examen complementario, ya sea de sangre o de imagen, que proporcione el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson. El médico se basa sólo en la historia clínica y en el examen físico para cerrar el diagnóstico, lo que hace importante la experiencia del especialista.
En general, para el diagnóstico es necesario identificar 2 de los 3 principales síntomas motores (temblor en reposo, bradicinesia o rigidez), asociado a una mejoría de éstos con el uso de medicamentos específicos para enfermedad de Parkinson. No siempre el cuadro clínico inicial es suficientemente claro para establecer el diagnóstico.
No hay cura para el mal de Parkinson, sin embargo, los tratamientos actuales son bastante efectivos en el control de los síntomas.
Una de las drogas más usadas es la levodopa + carbidopa (sinemet), que se transforma en dopamina dentro del cerebro. Varias otras drogas que simulan la acción de la dopamina en el cerebro pueden ser usadas, entre ellas: bromocriptina, pramipexol y ropinirol.
Además del tratamiento medicamentoso, la práctica de ejercicios regulares es importante para retardar los síntomas motores de la enfermedad.
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