La biopsia renal es un procedimiento muy utilizado por los nefrologistas para identificar las enfermedades renales que otros exámenes y análisis no son capaces de aclarar.
En la biopsia renal es posible obtener un pequeño fragmento del riñón, de aproximadamente 1 a 2 cm de longitud, a través de una aguja especial, introducida en la espalda del paciente.
Como este fragmento en manos, podemos evaluar microscópicamente el compromiso de las estructuras de los riñones y establecer diagnósticos, pronósticos e indicaciones para iniciar o no tratamientos.
En este artículo vamos a explicar lo que es la biopsia renal, cómo se hace, para qué sirve y cuáles son sus riesgos.
La biopsia renal se realiza con una aguja propia para el procedimiento, ejemplificada en la siguiente foto.
El procedimiento se realiza normalmente con el paciente acostado boca abajo. Con un aparato de ultrasonografía se localiza el riñón y se define el punto que será biopsiado.
La biopsia renal se denomina percutánea por la introducción de la aguja por la piel hasta llegar al riñón.
Después de la limpieza de la piel y la anestesia local, se entra con la aguja en la región lumbar, justo debajo de la última costilla, generalmente auxiliado por el ultrasonido. La aguja tiene un mecanismo automático que, al ser accionado por el médico, retira un pequeño fragmento del tejido renal. El proceso se realiza 2 veces para obtener 2 muestras.
El procedimiento cuando está bien hecho es prácticamente indoloro y dura unos 20 a 30 minutos. Después de cesado el efecto del anestésico, puede haber un pequeño dolor o incomodidad en el lugar de la punción en los primeros días.
La biopsia sólo debe realizarse en un ambiente hospitalario. Después del procedimiento, el paciente suele permanecer internado de un día para el otro para estar seguros de que permanecerá al menos 12 horas en reposo absoluto, actitud que reduce el riesgo de sangrado.
Básicamente la única complicación importante de la biopsia renal es el sangrado. El riñón es un órgano bastante vascularizado y es prácticamente imposible no golpear un vaso pequeño durante la punción con la aguja de biopsia. Como la biopsia se realiza de forma percutánea, no tenemos cómo comprimir la región sangrante y la única opción es esperar que el propio sistema de coagulación del organismo interrumpe la pérdida de sangre.
Todos los pacientes sangran. Algunos en mayor, otros en menor cantidad.
Estos números se minimizan si la biopsia está bien indicada y el médico tiene experiencia en el procedimiento. Sin embargo, como cualquier procedimiento médico invasivo, por más que se haga todo correctamente, siempre hay riesgos inherentes al propio acto.
Antes de la biopsia, el paciente debe tener al menos una ultrasonografía renal para descartar la presencia de tumores o quistes que puedan ser accidentalmente afectados por la aguja.
El aspecto del riñón también debe tenerse en cuenta, ya que, por ser compuestos básicamente de fibrosis (cicatriz), los riñones atrofiados no proporcionan información en la biopsia. En estos casos, el riesgo del procedimiento supera sus beneficios.
El ultrasonido también es importante para identificar casos de riñón único, que es una contraindicación a la biopsia renal percutánea. En los riñones únicos, la biopsia renal se realiza en un procedimiento quirúrgico, con visualización directa del riñón. Se llama biopsia a cielo abierto.
Los análisis de sangre, principalmente con evaluación de la coagulación, son importantes para disminuir la incidencia de hemorragias (leer: CHECK-UP / EXAMEN DE SANGRE). Los análisis de orina pueden ser solicitados para evaluar la presencia de infección urinaria, también una contraindicación a biopsia (lea: PIELONEFRITE (INFECCIÓN DE LOS RINES)).
Una historia clínica debe ser recogida, enfocando principalmente factores que puedan favorecer sangrados, entre ellos, el uso de anticoagulantes como Heparina y warfarina (lea: INTERACCIONES CON LA VARFARINA (MAREVAN, VARFINE), o antiagregantes plaquetarios como aspirina, ticlopidina y clopidogrel. Los antiinflamatorios también interfieren en la cascada de coagulación y pueden facilitar complicaciones. Estos medicamentos deben suspenderse al menos una semana antes de la biopsia.
Contraindicaciones a la biopsia renal percutánea
La biopsia renal se suele solicitar en aquellos casos de enfermedades de los riñones que no pueden ser dilucidados sólo por la evaluación clínica y de laboratorio. El análisis del fragmento por la microscopia es una herramienta poderosa que establece el diagnóstico definitivo en la mayoría de los casos.
Las principales indicaciones son para la biopsia renal renal:
Las hematomas aisladas sin hipertensión, alteración de la creatinina o proteinuria no necesitan ser biopsias, ya que presentan un buen pronóstico y no hay tratamiento específico para estos casos. Hematúrias masivas sin evidencias de origen glomerular, normalmente no vienen de los riñones, sino de otros puntos de las vías urinarias. Por lo tanto, no hay motivos para la biopsia renal en estos casos (lea: HEMATÚRIA (URINA CON SANGRE)).
Las proteínas pequeñas, menores de 1 g por día, sin otros signos y síntomas, tampoco necesitan biopsias porque tampoco presentan indicación de tratamiento específico.
No se biopsia el riñón cuando la causa de la lesión renal es obvia como en la diabetes de larga data, por ejemplo (lea: DIAGNÓSTICO Y SÍNTOMAS DEL DIABETES MELLITUS).
Es importante señalar que la biopsia es sólo una minúscula muestra del tejido renal. A veces, por azar, ese pequeño fragmento es de una región del parénquima renal que no presenta signos de enfermedad, impidiendo que se haga el diagnóstico del caso. En caos con ese, es necesario repetir la biopsia renal en el intento de atrapar una región que esté acometida.
No, la biopsia renal no tiene ese propósito. Si el paciente descubrió un tumor renal sospechoso en algún examen de imagen, como ultrasonido, tomografía computarizada o resonancia magnética, lo ideal es retirar el tumor quirúrgicamente para que pueda ser evaluado por un patólogo.
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