La tiroides, o tiroides, es una glándula en forma de mariposa localizada en el cuello, justo debajo de la laringe. La principal función de la tiroides es producir hormonas que controlan el metabolismo de nuestro organismo.
Entre los diversos problemas que pueden surgir en la tiroides, el parecimiento de nódulos es uno de los más comunes. Se estima que hasta 1/3 de las mujeres adultas tienen nódulos que puedan ser detectados por la ultrasonografía. El riesgo de tener un nódulo de tiroides aumenta con el paso de los años. Sólo para tener una idea, la prevalencia de nódulos de la tiroides a partir de los 50 años de edad es la siguiente:
Los nódulos de la tiroides son lesiones arrendadas que surgen en el tejido de la tiroides, pudiendo ser causadas por varias condiciones, la mayoría de ellas benigna. Menos del 5% de los nódulos identificados son causados por una enfermedad maligna. Esto significa, por lo tanto, que el 95% de los nódulos tiroideos no son cáncer.
En este artículo vamos a hablar exclusivamente de los nódulos de la tiroides. Si usted busca información sobre otros problemas de la tiroides, en particular hipotiroidismo e hipertiroidismo, accede a nuestro archivo de artículos sobre la glándula tiroidea: ARCHIVO TIREOIDE.
Antes de seguir adelante ve este corto vídeo que explica de forma sencilla cuáles son los principales síntomas de una tiroides enferma.
La llamada enfermedad nodular de la tiroides puede presentarse de diversos modos, por ejemplo: el nódulo puede ser único o pueden haber múltiples nódulos esparcidos por la glándula, lo que se denomina bocio multinodular; los nódulos pueden ser sólidos o pueden contener líquidos en su interior (quiste de la tiroides). Si el nódulo es grande, puede ser visible en el cuello y causar síntomas como dificultad para tragar. Por otro lado, si el nódulo es pequeño, puede pasar inadvertido por años.
Algunos nódulos adquieren funcionamiento independiente del resto de la glándula y pueden producir hormonas tiroideas en gran cantidad, provocando los signos y síntomas de hipertiroidismo.
La mayoría de los nódulos de la tiroides son causados por adenomas, que son tumores benignos, o sea, no son cáncer. Entre los tipos de nódulos más comunes podemos citar:
- coloide nódulo: tumores benignos están formados por idéntico al tejido de la tiroides. Pueden ser únicos o múltiples.
- adenoma folicular: también es un tipo de tumor de tiroides benigna. Generalmente solitarias, adenoma folicular puede producir hormonas tiroideas de forma independiente, siendo llamados en estos casos de adenoma tóxico.
- quiste tiroides: Estos son nódulos que contienen líquido en el interior. La inmensa mayoría de los quistes de la tiroides es benigna, pero algunos quistes que presentan una mezcla de material sólido y líquido, llamados cistos complejos, pueden ser en realidad un cáncer de tiroides con apariencia cística.
- nódulo inflamatorio: es un bulto que se desarrolla debido a la inflamación de la glándula tiroides, por lo general por un episodio de tiroiditis. Este tipo de nódulo tampoco tiene nada que ver con el cáncer.
- bocio multinodular: es una tiroides con múltiples nódulos, que pueden variar en tamaño desde unos pocos milímetros a varios centímetros. Cuando estos múltiples nodos están funcionando, es decir, capaz de producir las hormonas tiroideas, llamado una enfermedad bocio multinodular (o la enfermedad de Plummer), que es, después de la enfermedad de Graves, la principal causa de hipertiroidismo.
- cáncer de tiroides: por lo general sólo linfáticos, sólidos, bien unidos a la tiroides, de rápido crecimiento y no producen hormonas. Es común haber la presencia de ganglios linfáticos palpables en el cuello asociados al nódulo maligno.
La mayoría de los nódulos de la tiroides no causa síntomas. Cuando lo hacen, hay dos motivos:
1. son nódulos funcionales, es decir, nódulos que producen hormonas tiroideas en exceso, llevando al paciente a desarrollar signos y síntomas de hipertiroidismo.
2. son nódulos grandes, capaces de ser notados cuando el paciente se mira en el espejo o de ser palpados cuando examinamos la región anterior del cuello. Los nódulos tiroideos grandes también pueden obstruir estructuras cercanas, como la tráquea o el esófago. Los síntomas más comunes de los nódulos grandes son la molestia para tragar y la sensación de un hueso en la base del cuello.
Por lo tanto, los nódulos de tiroides pueden ser dolorosos. Pero, como ya hemos señalado, en la mayoría de los casos los nódulos de tiroides son lesiones asintomáticas.
El cáncer de tiroides también suele ser asintomático. Cuando causa síntomas, generalmente es debido a su rápido crecimiento. Un gran tumor de tiroides puede causar dificultad para tragar o para respirar y ronquera. Otros síntomas comunes son el adelgazamiento y la presencia de ganglios linfáticos en el cuello.
Una vez identificado el nódulo de tiroides, ya sea por el examen físico o por algún examen de imagen, el paso más importante es determinar si la lesión es un nódulo benigno o maligno.
La ultrasonografía es un buen examen para evaluar la apariencia del nódulo, pero es malo para determinar si el mismo es funcionante o no. Un nódulo sospechoso de ser cáncer a la ultrasonografía suele tener bordes irregulares, ser hipoecoico (genera poco eco), tener calcificaciones y presentar flujo sanguíneo. Sin embargo, estos hallazgos no son suficientes para confirmar un cáncer, siendo la biopsia siempre necesaria en casos sospechosos.
Otros exámenes de imagen que se pueden utilizar en la investigación de un nódulo de la tiroides son la tomografía computarizada, la cintigrafía de la tiroides y el PET (tomografía por emisión de positrones).
La dosificación del TSH, T3 y T4 sanguíneos es importante para evaluar el funcionamiento del nódulo (lea: TSH E T4 LIBRE - Exámenes de la tiroides). Dependiendo de este resultado, la investigación toma un rumbo diferente. De modo simplificado pueden decir que:
La aspiración por aguja fina (PAF) puede no ser concluyente en algunos casos de cáncer, por lo que una buena investigación del nódulo es necesaria para no dejar pasar el diagnóstico. Hay también raros casos en que la aspiración por aguja fina puede falsamente sugerir el diagnóstico de cáncer, siendo necesaria la retirada de la tiroides y nueva evaluación por el patólogo para confirmar la ausencia de malignidad. Un caso famoso ocurrió hace algunos años con la ex presidenta argentina, Cristina Kirchner, que tuvo un diagnóstico provisional de cáncer de la tiroides al hacer el PAF, pero que tras la remoción de la glándula se constató que no había ninguna lesión maligna.
El tratamiento del nódulo de tiroides depende del tipo de nódulo que se ha identificado en la investigación. Si hay seguridad de que se trata de un nódulo benigno, no hay que hacer nada. Sólo se indica la monitorización.
Si el nódulo es benigno, pero está produciendo hormonas de forma no deseada, la cirugía para la remoción del mismo está indicada. Otra opción es la destrucción del nódulo con irradiación.
La cirugía también está indicada cuando sospechamos que el nódulo puede ser un cáncer. Actualmente, la mayoría de los pacientes con cáncer de tiroides tienen buenas posibilidades de curación. Hablamos del cáncer de tiroides en un texto aparte.
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