Las infecciones del oído reciben el nombre de otitis. La otitis media es la infección del oído medio, espacio lleno de aire detrás del tímpano, que contiene los pequeños huesos vibratorios del sistema auditivo. Las otitis media son habitualmente causadas por bacterias o virus, atacando preferentemente a los niños.
En este artículo vamos a abordar los siguientes puntos:
Si usted está buscando información sobre la otitis externa, infección de la porción más externa del oído, su artículo es éste: OTITE EXTERIOR | Dolor de oídos
Antes de seguir adelante, sólo como curiosidad, la nomenclatura más correcta no es oído externo y oído medio, sino oreja externa y oído medio. Antiguamente se llamaba de oreja el pabellón auricular, que es la parte externa y visible del órgano auditivo; el oído era toda la parte interna. Desde 2001 los nombres han cambiado y el término oído ya no es usado. Sin embargo, como este sitio se dirige al público laico, y para que no haya confusión con la nomenclatura, mantendré en el texto los términos de oído y oído como son conocidos popularmente.
El oído externo (actualmente llamado de oreja externa) es la parte más externa en el audífono, compuesta por el pabellón auricular (popular oreja) y el canal auditivo. El oído externo es delimitado internamente por la membrana timpánica (tímpano). El oído medio (actualmente llamado de oído medio) comienza inmediatamente después del tímpano y está compuesto por los huesos auditivos y la tuba de Eustaquio. El oído interno (actualmente llamado de oreja interna) es la porción más profunda, compuesta por la cóclea y el aparato vestibular.
Cuando un sonido llega a nuestros oídos, necesita pasar por algunas estructuras del sistema auditivo para que pueda llegar al cerebro y ser correctamente interpretado. Las vibraciones de las ondas sonoras son captadas por la membrana timpánica y transformadas en estímulos mecánicos por los huesos auditivos. Los huesos transmiten estos estímulos a la cóclea, que a su vez los entrega al nervio auditivo, que lo conducirá hasta el cerebro. Las lesiones en el tímpano o en los huesos pueden conducir a la deficiencia auditiva, ya que interrumpen la transmisión de las ondas sonoras hacia el nervio auditivo.
La tuba de Eustaquio es un canal que conecta el oído medio a la orofaringe. Su principal función es escurrir los mocos y líquidos y regular la presión del aire dentro del oído medio, impidiendo lesiones de la membrana timpánica, si la presión en el oído es mayor que la presión atmosférica. La tuba de Eustaquio se encuentra habitualmente cerrada, pero podemos estimular su apertura, sea masticando o abriendo la boca, simulando un bostezo. Cuando la tuba se abre, las presiones del ambiente y del oído medio se equalizan (quien ya voló en avión logra entender bien la función de este mecanismo).
La otitis media aguda es la inflamación y acumulación de líquido en el oído medio, habitualmente causados por infecciones virales del tracto respiratorio, como resfriados o gripe (lea: DIFERENCIAS ENTRE GRIPE Y RESFRIADO). Estas infecciones pueden causar una hinchazón en las mucosas de la nariz y la garganta, disminuyendo las defensas naturales del organismo y la eliminación de bacterias a partir de la nariz. Las infecciones virales del tracto respiratorio también pueden perjudicar el funcionamiento de la tuba de Eustaquio, favoreciendo la acumulación de líquidos dentro del oído medio. La falta de drenaje de líquido favorece la colonización del mismo por bacterias, llevando a la infección y aumento de la presión del oído medio.
En los niños, la tuba de Eustaquio es anatómicamente diferente de los adultos, siendo menos angulada, lo que dificulta la apertura y favorece su obstrucción en casos de infección respiratoria. Alrededor del 60% de los niños tienen al menos un episodio de otitis media durante su primer año de vida. Esta tasa sube hasta casi el 90% hasta los tres años.
La otitis media no es una infección contagiosa. No es necesario aislar al niño.
El principal factor de riesgo es la edad, siendo los niños pequeños las principales víctimas. El pico de incidencia de la otitis media ocurre entre 6 y 18 meses de vida. Conforme el niño crece, las otitis se vuelven más infrecuentes, a pesar de que hay un nuevo pico de incidencia entre los 4 y 5 años de edad. Después del surgimiento de los dientes definitivos la tasa de otitis media cae drásticamente. Los adultos también pueden tener otitis media, pero es algo poco común.
Además de la edad, otros factores de riesgo para la otitis son:
Los principales síntomas de la otitis media aguda en los niños son fiebre, dolor de oído y pérdida auditiva temporal. Estos síntomas suelen aparecer de forma repentina.
En los lactantes y niños pequeños, el diagnóstico puede ser más difícil, ya que los síntomas son menos típicos, pudiendo incluir irritabilidad, tirar de la oreja frecuentemente, apatía, falta de apetito, vómitos, diarrea o conjuntivitis (lea: CONJUNTIVITO | Síntomas y Tratamiento).
La perforación del tímpano es una de las complicaciones más comunes. El paciente siente un repentino alivio del dolor y mejora de la audición, asociados a la salida de secreción por el oído (otorrea), que puede ser clara, purulenta o sanguinolenta. La perforación del tímpano y la otorrea pueden permanecer durante semanas, llevando a la otitis media crónica supurativa, o simplemente desaparecer espontáneamente después de pocos días.
A través de la otoscopia (examen del oído) el médico puede evaluar el tímpano, logrando notar la presencia de inflación del mismo y líquido dentro del oído medio. El examen también permite comprobar perforaciones en la membrana tímpanica. La otoscopia no duele, pero es un examen difícil de ser hecho en niños, pues las mismas no suelen aceptar la introducción del aparato dentro del oído. Muchas veces el niño queda tan redondeado que el médico no puede realizar el examen adecuadamente.
Una pérdida auditiva leve y temporal es un síntoma común de las otitis media y suele mejorar después de la resolución del cuadro. Sin embargo, otitis crónica o no tratada adecuadamente pueden causar pérdidas significativas y permanentes de audición, si hay algún daño permanente al tímpano oa otras estructuras del oído medio.
Entre otras complicaciones de la otitis media aguda, también podemos citar:
La mayoría de las otitis media no necesitan ser tratadas con antibióticos, pues buena parte se resuelve espontáneamente en 1 o 2 semanas. El uso indiscriminado de antibióticos, además de innecesario en muchos casos, puede conducir a la selección de bacterias más resistentes, lo que puede dificultar el tratamiento en los casos en que los antibióticos son realmente necesarios. Muchos pacientes pueden ser tratados sólo con anti-inflamatorios. Los antihistamínicos y los descongestionantes nasales no están indicados.
Si el niño está bien, se sugiere una reevaluación médica en 72 horas para evaluar la necesidad de tratamiento con antibióticos. Habitualmente, se indica el uso de antibiótico en los siguientes casos:
Cuando los antibióticos están indicados, la amoxicilina suele ser la droga de elección. Otras opciones son la amoxicilina + ácido clavulánico (lea: AMOXICILINA Y AMOXICILINA CON CLAVULANATO Bula simplificada), cefuroxima o ceftriaxona.
En los pacientes alérgicos a la penicilina y cefalosporinas, las opciones son la claritromicina, la azitromicina o la eritromicina (lea: ALERGIA A PENICILINA).
vacunas
Actualmente el programa de inmunización incluye vacunas contra algunas de las principales bacterias y virus que causan otitis media, tales como Haemophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae (neumococo) y el virus de influenza (gripe). Estas vacunas han logrado reducir sustancialmente la incidencia de otitis media.
ANTICUERPOS Y TIREOIDE: anti-TPO, TRAb y anti-tiroglobulina
Las principales enfermedades de la glándula tiroidea, como la tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves, tienen un origen autoinmune, o sea, son provocadas por el surgimiento de anticuerpos contra la propia tiroides. En la actualidad, hemos logrado identificar a través de exámenes de sangre la presencia de al menos tres anticuerpos antitiroideos: anti-TPO, TRAb y anti-tiroglobulina, que nos auxilian en el diagnóstico de la tiroiditis de Hashimoto y en la enfermedad de Graves. En
DIETA PARA BAJAR EL COLESTEROL ALTO
Cambios en el estilo de vida, incluyendo la práctica regular de ejercicios físicos y una dieta adecuada, son importantes medidas para el control de los niveles de colesterol. En individuos con niveles de colesterol sólo un poco elevados, simples cambios en la dieta pueden reducir o incluso evitar el uso de medicamentos contra el colesterol. C