CRISIS HIPERTENSIVA - Cómo descargar la presión arterial alta

CRISIS HIPERTENSIVA - Cómo descargar la presión arterial alta

La hipertensión arterial es una enfermedad crónica y silenciosa, que provoca lesiones en diversos órganos del cuerpo de forma lenta y progresiva. En general, son necesarios varios años de presión arterial mal controlada hasta que el paciente comience a presentar daños irreversibles, como lesiones en el corazón, riñones, cerebro y ojos.

Sin embargo, los pacientes hipertensos pueden presentar crisis hipertensivas, que son episodios de elevación brusca de la presión arterial, muy por encima de los valores habituales. Las crisis hipertensivas, si no controladas, pueden causar daños irreversibles al organismo de forma relativamente rápida.

Las crisis hipertensivas se dividen habitualmente en dos tipos:

  • Urgencia hipertensiva.
  • Emergencia hipertensiva.

En este artículo vamos a explicar lo que es una crisis hipertensiva, cuáles son sus síntomas y cómo deben ser tratados los pacientes que presentan elevación súbita de la presión arterial.

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¿Qué es una crisis hipertensiva?

La crisis hipertensiva es un evento caracterizado por la elevación de la presión arterial a valores que, si no controlados, pueden causar daños severos a los vasos sanguíneos en un corto espacio de tiempo.

En general, consideramos crisis hipertensivas cuando la presión arterial sistólica (valor más alto alto, llamado presión arterial máxima) se encuentra por encima de 180 mmHg o cuando la presión diastólica (valor más alto bajo, llamado presión arterial mínima) por encima de 110 mmHg. Por lo tanto, un paciente con presión arterial de 190/90 mmHg o 175/115 presenta una crisis hipertensiva. Cuanto más alto es el valor de la presión arterial, más grave es la crisis. Algunos pacientes llegan a tener 240 o 250 mmHg de presión máxima durante un pico hipertensivo.

Generalmente, las crisis hipertensivas ocurren en los pacientes que no están adecuadamente tratados para la hipertensión. Los motivos generalmente son tres:

  • El paciente no sabe que es hipertenso y, por lo tanto, nunca ha tomado medicamentos.
  • El paciente sabe que es hipertenso, sabe que tiene que tomar medicamentos para la presión, pero no los toma de la forma correcta, sea por voluntad propia o porque el médico no explicó los ingresos de forma clara.
  • El paciente sabe que es hipertenso, toma correctamente los medicamentos, pero las dosis o los tipos de medicamentos prescritos no son adecuados para ese paciente en particular.

En algunos casos, el paciente pasa años con su presión arterial más o menos bien controlada, pero, de una hora a otra, comienza a presentar picos hipertensivos. Las situaciones que pueden provocar un descontrol de la presión arterial son:

  • Cambios en la dieta, principalmente aumento del consumo de sal (lea: SAL Y HIPERTENSIÓN).
  • Relevante ganancia de peso reciente.
  • Intercambio de los medicamentos que estaba acostumbrado a tomar.
  • Surgimiento o agravamiento de enfermedades de los riñones.

Incluso aquellos pacientes que presentan una presión arterial siempre muy elevada, a menudo por encima de 180 mmHg de presión sistólica (presión máxima), se caracterizan como portadores de crisis hipertensivas cada vez que tienen un pico de hipertensión. Al contrario de lo que algunas personas piensan, el cuerpo no se acostumbra con la presión muy alta. Como veremos a continuación, el hecho de no haber síntomas, no significa que los picos hipertensivos no hagan daño a sus órganos.

Urgencia hipertensiva x Emergencia hipertensiva

Como se mencionó anteriormente, los pacientes con crisis hipertensivas se dividen en dos grupos:

1- urgencia hipertensiva

La urgencia hipertensiva es la forma más común de crisis hipertensivas.

Los pacientes con pico hipertensivo, presión máxima superior a 180 mmHg o mínima por encima de 110 mmHg, pero sin síntomas relevantes o signos de lesión aguda de algún órgano objetivo (órgano objetivo es el nombre dado a los órganos habitualmente dañados por la hipertensión arterial, como los ojos, el corazón, el cerebro y los riñones). Por definición, la urgencia hipertensiva es un tipo de crisis hipertensiva que no trae riesgo de muerte o daño severo inmediato.

Es importante subrayar que, a pesar de que no hay riesgo inmediato de muerte o lesión grave de órganos, los picos hipertensivos aceleran las lesiones en el organismo. Mientras que un paciente con hipertensión alrededor de 140 o 150 mmHg de presión máxima tarda años, a veces décadas, para presentar alguna enfermedad cardiaca o renal, los pacientes con episodios frecuentes de crisis hipertensivas pueden desarrollar lesiones clínicamente perceptibles en 2 o 3 años, a veces, menos, si tiene otros factores de riesgo, como la diabetes o el tabaquismo.

Los pacientes con urgencia hipertensiva habitualmente no presentan síntomas, como máximo dolor de cabeza, algún cansancio o sensación de peso en la nuca. Los pacientes hipertensos que controlan mal su presión y constantemente presentan valores muy elevados son aquellos que toleran mejores picos hipertensivos sin informar de quejas.

La crisis hipertensiva debe ser siempre evaluada por un médico, pues la presión arterial debe ser controlada, inicialmente a valores inferiores a 160/100 mmHg, ya medio plazo para valores inferiores a 140/90 mmHg.

Como no hay riesgo inminente de muerte, la presión arterial en la urgencia hipertensiva puede reducirse gradualmente a lo largo de varias horas o días. En los pacientes ancianos, la reducción tiene que ser cuidadosa, pues caídas abruptas de la presión arterial pueden desencadenar cuadros de infarto de miocardio o AVC.

En general, el paciente con urgencia hipertensiva no necesita ser hospitalizado y puede controlar la presión sólo con medicamentos por vía oral. Lo importante es entender que la hipertensión arterial del paciente está mal controlada y que necesita un seguimiento médico más cercano, a medio plazo no presentar más picos hipertensivos.

El medicamento más utilizado para el control de los picos de hipertensión es el captopril. La clonidina es otra opción posible, si el captopril solo no está siendo capaz de traer la presión arterial por debajo de 180/90 mmHg. Si el paciente tiene edema de los miembros inferiores o antecedentes de insuficiencia cardíaca, la furosemida es una buena opción. Si el paciente está muy ansioso, un ansiolítico, como el diazepam, puede ayudar en el control de la presión arterial.

La nifedipina sublingual (Adalat sublingual) fue durante años utilizada como tratamiento de primera línea para el control de los picos de presión alta. Actualmente, sin embargo, no es más indicada, ya que puede bajar la presión de forma brusca, lo que aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares y AVC.

Obs: La nifedipina retard (Adalat retard) es una forma de liberación lenta, que no causa riesgo de caída abrupta de la presión.

2- emergencias hipertensivas

La emergencia hipertensiva se distingue de la urgencia hipertensiva por la existencia de lesión aguda de algún órgano blanco desencadenada por el pico hipertensivo. El valor de la presión arterial en sí no se utiliza para diferenciar las dos formas de crisis hipertensivas, pues un paciente con 220/100 mmHg puede estar asintomático, mientras que otro con 190/90 mmHg puede estar sufriendo un infarto, lo que es una emergencia .

Las principales complicaciones que caracterizan la existencia de una emergencia hipertensiva son:

  • Infarto agudo de miocardio o angina inestable (lea: INFARTO DEL MIOCARDIO).
  • Edema agudo del pulmón (lea: EDEMA PULMONAR AGUDO - Síntomas, Causas y Tratamiento).
  • Disección de aneurisma (lea: ¿QUÉ ES UN ANEURISMO?).
  • Insuficiencia renal aguda (lea: INSUFICIENCIA RENAL AGUDA).
  • Insuficiencia cardíaca aguda (lea: INSUFICIENCIA CARDÍACA).
  • Encefalopatía aguda (alteración del estado mental).
  • AVC (lea: 7 SÍNTOMAS DEL AVC - DERRAME CEREBRAL).
  • Anemia hemolítica microangiopática (destrucción de los glóbulos rojos de la sangre).

Muchas de las emergencias enumeradas arriba pueden ser desencadenadas por un pico hipertensivo, pero también pueden ser ellas la causa de la subida de la presión. Por ejemplo, un paciente puede infartar o tener un AVC y, a partir de este momento, pasar a tener una elevación de la presión arterial, ya sea por dolor, dificultad respiratoria o incluso ansiedad. En algunas situaciones es difícil establecer lo que vino primero, pues ambas actúan de forma sinérgica: la elevada presión arterial agrava el infarto, que a su vez, favorece aún más el agravamiento del pico hipertensivo. Al final, no importa. Independientemente del origen del problema, el paciente tiene una emergencia hipertensiva que necesita ser tratada.

Los principales síntomas de una emergencia hipertensiva son:

  • Dolor de pecho.
  • Intensa falta de aire.
  • Cambios en el estado mental.
  • Crisis convulsiva.
  • Cambios visuales, como visión borrosa.

La emergencia hipertensiva era antiguamente llamada hipertensión maligna, pues, como no había tratamiento adecuado, su mortalidad a corto plazo era elevadísima. Antes de la década de 1950, más del 80% de los pacientes con emergencia hipertensiva morían dentro del plazo de 1 año. Actualmente, el término hipertensión maligna ha caído en desuso. Sin embargo, algunos autores todavía usan este término para describir una forma de emergencia hipertensiva que afecta específicamente los ojos y los riñones de forma aguda.

Con los tratamientos modernos, la tasa de mortalidad aguda de la emergencia hipertensiva cayó considerablemente. Hoy en día, después de un año de la crisis, más del 90% de los pacientes todavía se encuentran vivos.

Los pacientes con urgencia hipertensiva deben ser hospitalizados y tratados inmediatamente. El objetivo en estos casos es controlar la presión arterial de forma rápida, en cuestión de horas. La única excepción son los casos de AVC, pues la reducción abrupta de la presión arterial puede agravar la isquemia cerebral.

En la mayoría de los casos, los pacientes con emergencia hipertensiva necesitan medicamentos por vía venosa para un mejor control de la presión arterial.


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