La enfermedad inflamatoria pélvica, también llamada DIP, es una infección de los órganos reproductores femeninos superiores, en particular el útero, trompas de Falopio y ovarios, con posible extensión a otras estructuras pélvicas e incluso abdominales.
La DIP suele surgir como complicación de una enfermedad sexualmente transmisible, principalmente de la clamidia o gonorrea. Si no se tratan adecuadamente en el momento en que todavía están restringidas a la región de la vagina, las bacterias causantes de estas ETS pueden proliferar e invadir la parte superior del aparato reproductor, provocando infección en los órganos internos.
No hay datos sobre la realidad brasileña, pero en Estados Unidos, la enfermedad inflamatoria pélvica afecta a cerca de 1 millón de mujeres cada año. Se estima que la enfermedad acometa entre el 2 a 10% de las mujeres sexualmente activas.
En este artículo vamos a explicar lo que es la enfermedad inflamatoria pélvica, como surge, cuáles son sus factores de riesgo, los principales síntomas y las opciones de tratamiento.
Mientras que la vagina es una región naturalmente rico en bacterias, especialmente las especies de Lactobacillus, órganos internos del sistema reproductivo tales como útero, trompas y ovarios son estériles, no tienen gérmenes en el mismo.
La flora bacteriana natural de la vagina actúa como una barrera protectora, pues crean un ecosistema que es poco atractivo para otros tipos de bacterias. La infección del canal vaginal por bacterias sexualmente transmisibles puede romper esa barrera protectora, colocando a los órganos internos bajo riesgo de invasión.
La bacteria Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis, tanto de transmisión sexual, son la principal causa de la enfermedad inflamatoria pélvica. Las bacterias y Mycoplasma genitalium, Escherichia coli, Bacteroides fragilis, Grupo B Streptococci spp y Campylobacter también pueden causar ILD, pero representan menos del 15% de todos los casos.
Cerca del 15% de las mujeres infectadas con gonorrea o clamidia acaban desarrollando enfermedad inflamatoria pélvica. Aunque la infección por clamidia es más común, la DIP provocada por la gonorrea suele ser más grave.
Por ser una infección provocada habitualmente por bacterias de transmisión sexual, los principales factores de riesgo de la DIP acaban siendo parecidos a los factores de riesgo de las ETS en general.
Las mujeres jóvenes y con vida sexual activa, principalmente si con múltiples parejas y sin condón, acaban siendo el grupo más afectado por la enfermedad inflamatoria pélvica.
Las mujeres célibes o las monogámicas cuyos maridos son fieles presentan riesgo casi nulo. Las mujeres monogámicas, pero cuyos maridos o novios son promiscuos acaban estando también bajo mayor riesgo.
En resumen, los principales factores de riesgo para la enfermedad inflamatoria pélvica son:
Dependiendo de la bacteria que provoca la enfermedad inflamatoria pélvica, el cuadro puede variar desde una infección aguda, con síntomas muy evidentes, hasta una infección más crónica, con síntomas discretos que persisten por semanas o hasta meses.
En general, PID aguda son causadas por Neisseria gonorrhoeae como PID subclínica son causadas por Chlamydia trachomatis.
La DIP aguda y sintomática se caracteriza por un cuadro de dolor abdominal o pélvico de inicio súbito. La intensidad del dolor es variable, pero es muy común el hecho de que se agrave durante las relaciones sexuales. El empeoramiento del dolor durante o después de la menstruación también es bastante sugestivo.
Otros síntomas comunes son:
Las dos complicaciones posibles de la enfermedad inflamatoria pélvica aguda son el síndrome de Fitz-Hugh Curtis, que es la inflamación de la cápsula del hígado, y la formación de un absceso tubular o ovino, que es una masa inflamatoria que envuelve la trompa de Falopio, ovario y, ocasionalmente, otros órganos pélvicos adyacentes.
La DIP puede presentarse con síntomas sutiles, con poco dolor, sin fiebre y flujo discreto. Muchas veces, la mujer hasta toma conocimiento de los síntomas, pero que molestan poco y no termina buscando orientación médica. Se estima que hasta el 60% de los casos de DIP son subclínicos.
El hecho de que los síntomas sean blandos no significa que la inflamación de los órganos sea inofensiva. Una de las principales complicaciones de la DIP es la lesión de las trompas y del útero, con consecuente desarrollo de infertilidad.
No es de extrañar, por lo tanto, que muchas veces el diagnóstico de la DIP acabe siendo hecho mucho tiempo después, cuando la mujer busca ayuda médica por tener dificultad de quedar embarazada. Algunos estudios muestran que hasta 1/3 de las mujeres con infertilidad presentan lesiones de las trompas o del útero provocadas por un cuadro de enfermedad inflamatoria pélvica que no fue diagnosticado.
Además de la infertilidad, las lesiones en las trompas provocadas por la enfermedad inflamatoria pélvica subclínica también aumentan del riesgo de embarazo ectópico (lea: EMBARAZO ECTÓPICO - Síntomas, Factores de Riesgo y Tratamiento). Otra complicación de las lesiones provocadas por la DIP es el desarrollo de dolor pélvico crónico, que puede durar meses o incluso años. Este dolor suele agravarse en el momento de la ovulación y durante el acto sexual.
No hay un examen específico para diagnosticar la DIP. El diagnóstico suele hacerse después de la evaluación de los datos obtenidos en la historia clínica, en el examen ginecológico, en los análisis de sangre y orina y en la evaluación de laboratorio del flujo vaginal.
En casos más dudosos, la ultrasonografía pélvica sirve para evaluar la presencia de inflamación o abscesos en las trompas.
El objetivo del tratamiento de la enfermedad inflamatoria pélvica es curar la infección antes de que sea capaz de causar daño a los órganos reproductores.
El tratamiento se realiza preferentemente con antibióticos que son efectivos tanto contra la gonorrea como la clamidia. En principio, el tratamiento puede hacerse en casa, con antibióticos por vía oral o intramuscular.
Hay varios esquemas posibles, vamos a enumerar sólo algunas opciones:
En algunos casos, la paciente necesita ser internada para hacer el tratamiento por vía intravenosa. Las situaciones que indican la internación son:
Si se trata de forma correcta, la enfermedad inflamatoria pélvica puede ser curada sin dejar secuelas.
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