La lepra es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo Mycobacterium leprae, un tipo de bacteria de transmisión de persona a persona. La hanseniasis también conocida como lepra, morida, mal de Hansen o mal de Lázaro.
El mal de Hansen es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad, habiendo descripciones suyas con más de 3000 años. El nombre lepra fue evitado debido al estigma de una enfermedad deformante, contagiosa e incurable que la enfermedad carga.
Afortunadamente, desde la segunda mitad del siglo XX, con la introducción del cóctel de drogas para la lepra, la imagen histórica de la lepra ya no corresponde a la realidad. Para tener idea del cambio en la historia natural de la lepra, en 1985 todavía existían 5, 4 millones de casos en todo el mundo; 20 años después, el número de personas contaminadas ya había caído a poco más de 200 mil.
Actualmente, el 90% de los casos de lepra están restringidos a 11 países. Las 6 naciones con más casos registrados son: Brasil, India, Madagascar, Mozambique, Miamar y Nepal.
No se ha identificado el modo exacto de transmisión de la lepra. Actualmente se cree que es por la vía respiratoria, semejante al que ocurre en la tuberculosis, que también es causada por una micobacteria (lea: SINTOMAS DE TUBERCULOSIS). Las secreciones respiratorias, principalmente nasales, cargan un gran número de bacterias. La transmisión puede ser por tos, estornudo o perdigotos del habla.
Se cree que puede haber transmisión por la piel a través de las heridas, y por contacto con algunos animales que también cargan la micobacteria, como el tatuaje, por ejemplo.
Es importante destacar que la lepra no se transmite con tanta facilidad como infecciones respiratorias comunes tipo gripes y resfriados (lea: DIFERENCIAS ENTRE GRIPE Y RESFRIADO). Es necesario contacto íntimo y prolongado que sólo ocurre en personas que viven en la misma casa. El contacto esporádico con personas contaminadas presenta un riesgo insignificante de contagio.
El tiempo de incubación, es decir, de la contaminación hasta la aparición de los síntomas, es en promedio de 2 a 5 años. Por lo tanto, una enfermedad de evolución extremadamente lenta.
Otro hecho importante de ser destacado es que más del 90% de la población es naturalmente resistente al bacilo de la lepra. A pesar de ser contaminado, la inmensa mayoría de las personas se sanará sola sin necesidad de atención médica.
Por lo tanto, la antigua práctica de aislar compulsivamente enfermos con lepra y evitar su contacto con la población era sólo una práctica discriminatoria causada por la ignorancia.
La lepra se manifiesta principalmente afectando la piel y los nervios. La lesión típica es una mancha hipopigmentada (más clara que la piel) asociada a la pérdida de sensibilidad en el lugar.
La lepra se clasifica de acuerdo con la respuesta de nuestro organismo a la presencia del bacilo.
- lepra indeterminada: Es aquella que presenta una lesión única y el progreso de la curación espontánea en la mayoría de los casos. Son el 90% de los casos.
- o paucibacillar lepra tuberculoide: 5 son los pacientes con lesiones de la piel o menos donde las bacterias no pueden detectar al retirar muestras de las lesiones. Son pacientes que presentan respuesta inmune parcial al bacilo. No logran destruirlo, pero tampoco lo dejan extenderse por el cuerpo.
- la lepra lepromatosa y multibacilar: Es la forma más severa. Los pacientes se presentan con 6 o más lesiones de piel, con muestras positivas para el bacilo de Hansen. Son pacientes con un sistema inmune ineficaz contra la bacteria.
En las formas indeterminadas y paucibacilar las lesiones son hipopigmentadas o rojizas con bordes levemente elevados.
La forma multibacilar, como ya se ha explicado, ocurre en aquellos pacientes que presentan el sistema inmune incapaz de controlar la proliferación del bacilo de la lepra. Se forman varias lesiones rojizas, elevadas, y, en casos más graves, en forma de nódulos que pueden ser deformantes. Es muy común el acometimiento del lobo de las orejas y del codo.
Una característica de todas las lesiones de la lepra es la pérdida de sensibilidad. Al principio la entumecimiento es restringida a la lesión, pero si no tratada puede destruir nervios llevando la pérdida completa de la sensibilidad y parálisis en los miembros y cara.
La falta de sensibilidad en los miembros hace que el paciente pierda la capacidad de sentir dolor, su principal mecanismo de alerta para agresiones. Con eso, es posible que ocurran mutilaciones, principalmente en las extremidades, por lesiones repetidas que no son percibidas por los enfermos. El paciente no siente quemaduras, cortes ni traumas en los lugares donde los nervios fueron destruidos por la lepra.
El diagnóstico se realiza clínicamente y de laboratorio. Uno de los exámenes físicos que se puede hacer es probar la sensibilidad a la temperatura con 2 tubos de vidrio. Uno con agua fría y otro con agua caliente. La sensibilidad táctil se puede probar con una fina mecha de algodón y la sensibilidad para el dolor con la punta de un bolígrafo.
Muestras de las lesiones de piel pueden demostrar la presencia del bacilo en las formas multibacilares. La ausencia de bacilos en las lesiones descarta la forma multibacilar, pero no la forma paucibacilar.
La lepra tiene cura. Las primeras drogas efectivas surgieron en la década de 1940. Desde entonces, el tratamiento ha quedado cada vez más eficaz.
El tratamiento con el cóctel de drogas, llamado poliquimioterapia (PQT) consiste en el uso conjunto de Rifampicina, Dapsona y Clofazimina.
El esquema terapéutico varía según el tipo de lepra:
1) Tratamiento para la lepra paucibacilar
Rifampicina 1 vez al mes + Dapsona 1 vez al día durante 6 meses.
Se suministran 6 cartones con los medicamentos. Una vez al mes el paciente necesita encaminarse al puesto de salud para tomar la dosis mensual de la rifampicina y por lo menos una de la dapsona bajo supervisión médica.
2) Tratamiento para la lepra multibacilar
Rifampicina 1 vez al mes + Clofazimina 1 vez al día + Dapsona 1 vez al día durante 12 meses.
Se suministran 12 cartones, y del mismo modo, una vez al mes una dosis de rifampicina + Clofazimina + Dapsona se realiza bajo supervisión en el puesto de salud.
La vacuna BCG, la misma usada para la tuberculosis, también parece ofrecer protección parcial contra la lepra. Por eso, se indica su utilización en todas las personas que dividen el mismo domicilio de un paciente portador de la enfermedad.
Se cree que después del inicio del tratamiento el paciente contaminado ya no es capaz de transmitir la enfermedad.
Uno de los grandes problemas del tratamiento de la lepra es la alta tasa de reacciones de las drogas, que puede ocurrir en hasta el 25% de los casos.
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